
¿Te has preguntado cómo una uva termina convirtiéndose en una copa de vino? Esta bebida, lleva un proceso detallado y minucioso para lograr el sabor, olor y color perfecto que deleite a los paladares más exigentes, a continuación ahondaremos en el proceso de la elaboración del vino, deteniéndonos en nuestro tema central: su clarificación.
Primero definiremos a qué se refiere la clarificación del vino:
Es un tratamiento en el que se le otorga pureza al vino, además de ayudar a obtener su estabilidad física, química y microbiológica.

Ahora, para la elaboración del vino se siguen los siguientes pasos: Vendimia, despalillado, estrujado, maceración y fermentación, prensado, fermentación maloláctica, crianza, trasiego, clarificación y embotellado. En este caso nos centraremos más específicamente en el paso de la fermentación maloláctica.
Como se definió previamente, la clarificación ayuda a que el vino sea más limpio y puro, en este sentido, al vino se le añade una sustancia que provoca que todos aquellos elementos sólidos como levaduras y bacterias, que se encuentren suspendidos se arrastren al fondo, con esta acción se evita que esta bebida sufra alteraciones que no puedan ser modificadas más adelante, además, previene que el vino se haga turbio o bien, pierda transparencia.
Las modificaciones en el vino pueden causar problemas en el gusto y el olfato, como puede ser la acidez, el amargor o bien la astringencia, que es cuando el vino al probarlo se siente sequedad en el paladar e incluso aspereza al momento de beberlo.
Ahora bien, se mencionó que se daría importancia al proceso de fermentación maloláctica, ya que es durante este proceso donde precisamente el vino se muestra turbio y con elementos sólidos que están presentes por la naturaleza del proceso, es por ello que tras concluir este paso, se realiza la clarificación.
Cabe destacar que mientras el vino se encuentre estático, las materias sólidas podrán empezar a caer al fondo del envase o del depósito donde se encuentre, aunque este tipo de clarificación espontánea conlleva más tiempo, debido a que se debe esperar a que el vino no esté en movimiento y posteriormente cuidar que no se quede ningún elemento sólido cuando se haga el trasiego, que es el cuando el vino se cambia de envase.

También puede utilizarse la clarificación del vino con clara de huevo, lo que se realiza en este caso es añadir una clara de huevo por cien litros de vino; lo que sucede es que arrastra todas las impurezas en el vino, logrando la limpieza que se busca. En este sentido, los enólogos pueden recurrir también a la albúmina de leche para hacer este proceso, mayormente este clarificante se utiliza en vinos blancos y rosados, mientras que la clara de huevo se emplea en vinos tintos.
También pueden utilizarse clarificantes de origen animal como la gelatina y cola de pescado, o bien, clarificantes vegetales como las proteínas de guisante, de papas o de algas e incluso, pueden emplearse clarificantes minerales como puede ser el bentonitas.
El proceso es sencillo, el enólogo diluye la cantidad de clarificante, el cual lleva al depósito en donde se encuentra el vino, se mezcla y posteriormente se debe esperar para que los sólidos caigan al fondo, una vez que esto sucede, se puede extraer el vino limpio y proceder a embotellarlo; en este sentido, es importante mencionar que el clarificante no mejora la calidad del vino ni modifica su sabor.
¿Qué opinas de esto? ¿Te ha tocado algún vino que no haya sido clarificado correctamente? Para este y otros temas sobre el vino, su elaboración o incluso conocer los festivales más importantes que se hacen alrededor de esta bebida, te invitamos a suscribirte a nuestro newsletter.